El proyecto es una consecuencia directa de su investigación de hace muchos años, en la que dibujos, collage, grafismos y publicaciones relacionadas con el cómic y el fanzine, ahora se convierten en una ambiciosa e intrincada instalación que incorpora objetos, materiales, estructuras escenográficas, mecanismos de acción y video. Se propone crear un espacio donde el espectador entra a una especie de sucesión de viñetas cargadas de un humor y un patetismo muy particular. Su trabajo es de gran pertinencia en el campo del arte actual, con una estética muy coherente que reflexiona visualmente sobre las relaciones, las ambiciones y los fracasos humanos a varios niveles personales, sicológicos y sociológicos.
Juan Mejía

Instancias superiores ordenan: llorar en la lluvia ácida se configura frente al concepto de video instalación, se distinguen tres momentos que sugieren un recorrido a través de una serie de objetos, materiales, estructuras escenográficas, mecanismos de acción y video, el espectador se desplaza por tres estructuras donde reposan una serie de telas que evocan la creación de entornos “do it yourself”. Se propone como un escenario tal vez extraído de la narrativa del cine: un juego de relaciones múltiples con protagonistas, que experimentan situaciones y evidencian lógicas extrañas en las que hacen acto de presencia el miedo, las fobias, el amor y la crueldad. Es el caso del desequilibrado protagonista del cortometraje proyectado que nos cuenta la historia de una vida en la “abundancia de la desposesión” (que Guy Debord predijo en su libro la sociedad del espectáculo) y que le ha llevado a alejarse de la feroz competitividad de la ciudad y exiliarse en una ficción, donde convive en soliloquio con lo que aparenta ser una aparición del tercer tipo, pero que en definitiva es la angustia de la soledad y el dialogo directo con dos gatos.