Carlos Manuel Varón, egresado de la Maestría en Humanidades Digitales, ganó una beca para estudiar en la Real Academia Española

Carlos Manuel Varón, egresado de la Maestría en Humanidades Digitales, ganó una beca para estudiar en la Real Academia Española

Carlos Manuel Varón, egresado de la Maestría en Humanidades Digitales de la Universidad de los Andes,  ganó la beca ASALE para cursar el Máster en Lexicografía Hispánica y Corrección Lingüística de la Real Academia Española

Carlos es egresado de la Maestría en Humanidades Digitales y desde julio de 2023 es colaborador de la Comisión Lingüística de la Academia Colombiana de la Lengua, un mérito importante para el campo de la lingüística del país. En el presente año, 2024, está estudiando el Máster en Lexicografía Hispánica y Corrección Lingüística de la Real Academia Española. El programa lo realiza de manera híbrida, una parte a distancia en Colombia y otra parte en Madrid. Carlos ingresó a la maestría por medio del programa de becas MAEC-AECID del Programa ASALE.

Estuvimos en contacto vía email y tuvimos la oportunidad de preguntarle sobre su carrera, cómo se proyecta al futuro y cuál es la influencia que ha tenido la Maestría en Humanidades Digitales en proyecto de vida.

Fotografía: Carlos Manuel Varón. Retrato en las escalinatas de la sede principal de la RAE el 25 de enero de 2024, día en que tuvo lugar el acto formal de apertura de la XXII edición del máster.

Cuéntenos sobre la Comisión de Lingüística de la Academia Colombiana de la Lengua y su quehacer como integrante de esta:

CMV: La Academia Colombiana de la Lengua, como otras de sus academias hermanas, opera mediante comisiones de trabajo. Así entonces, la Comisión de Lingüística es un grupo de miembros de número, correspondientes y honorarios de la institución que se reúnen de forma periódica con tres objetivos. Primero, colaborar en los proyectos panhispánicos editoriales y lingüísticos de carácter permanente que adelanta la Asociación de Academias de la Lengua Española – ASALE: el Diccionario de la lengua española – DLE, el Diccionario panhispánico de dudas, la Nueva gramática de la lengua española y la Ortografía de la lengua española (a los que se suman otros más especializados como el Diccionario panhispánico de términos médicos, por citar solo uno)y velar por que la realidad lingüística colombiana esté adecuadamente representada en todos ellos.

 

Segundo, realizar actividades de divulgación en torno de cuestiones lingüísticas y lexicográficas, entre las cuales se destaca la edición (impresa y digital) trimestral de El Vigía del Idiomauna gaceta en que se presentan artículos cortos relacionados con estas materias.

 

Y tercero, adelantar proyectos editoriales y de investigación propios, tales como el Breve diccionario de colombianismos (2012). Como colaborador y becario de esta comisión, mi labor es diversa: presto mis oficios como investigador en el desarrollo de los proyectos que lo requieren (p. ej. colaborar en la revisión de listas de actualización del DLE), ayudo como corrector y asistente editorial en las publicaciones, en ocasiones brindo información a personas que se acercan a la Academia para conocer su historia y sus funciones, y colaboro también con el mantenimiento de los canales digitales de divulgación de la Academia (Twitter y YouTube).

Usted describe su vinculación con la Academia Colombiana de la Lengua como un logro particularmente especial no solo por la relevancia de esa institución, sino por su curiosidad y seguimiento desde temprana edad a los trabajos de los investigadores que forman parte de esta. Sin embargo, una cosa es conocerla desde afuera y otra cosa desde adentro. ¿Cuáles han sido las experiencias más sobresalientes al trabajar dentro de la institución?

CMV: Es cierto. Durante mucho tiempo, posiblemente desde mi adolescencia, abrigué la ilusión de llegar a ser colaborador de la Academia y debo decir que mi afecto por ella es muy profundo; no solo por la importancia histórica de la institución, que es la más antigua de las academias americanas (se fundó en 1871), sino también por lo que significa aprender de los académicos, personas de altísimas calidades intelectuales y humanas. Quizá es justamente eso lo que más puedo destacar: en la Academia no solo colaboramos lingüistas de carrera, como yo. Los académicos tienen orígenes disciplinares muy diversos que trascienden lo estrictamente lingüístico (Medicina, Literatura, Filología, Dialectología, Lexicografía…), pero los une su interés por comprender cómo funciona la lengua española y cómo la usamos en Colombia.

 

Tener la posibilidad de compartir espacios de discusión y reflexión en torno de estos temas con ellos, escuchar sus comentarios y tomar nota de las observaciones que formulan a mi propio trabajo me ha aportado una visión mucho más amplia e integradora de la ciencia lingüística que, estoy plenamente convencido, no podría haber adquirido en ningún otro lugar. Y si hablamos de productos concretos, siento orgullo cuando digo que mi nombre aparece tanto en algunos artículos cortos publicados en El Vigía del Idioma como en los créditos de las publicaciones más recientes de la Academia, entre las cuales destaco un volumen antológico que editamos en 2023 para conmemorar el sesquicentenario de la institución.

Fotografía: Carlos Manuel Varón. Vista exterior de la sede principal de la RAE en Madrid. Calle Felipe IV n.° 4.

¿Cómo la agenda de investigación actual de la Academia involucra tecnologías digitales? ¿Cuáles son las perspectivas de la Academia Colombiana en este frente?

CMV: En cuanto a los proyectos de la ASALE, nos servimos de corpus digitales para rastrear ejemplos de uso de voces específicas y observar qué relaciones de carácter semántico y sintáctico se establecen entre esas palabras que buscamos y sus “vecinas” en las oraciones en que aparecen. Estos datos nos sirven para, por ejemplo, hacer observaciones respecto de las voces que se incluyen en algunas entradas del DLE: la información de los corpus, unida a valores estadísticos que allí se presentan (p. ej. la frecuencia de aparición de términos concretos), nos permite establecer si, por ejemplo, es necesario asignar la marca geográfica de colombianismo (“Col.”) a una entrada del DLE que aún no la tenga. Algunos de los recursos que usamos para ello son el Corpus del español del siglo XXI – Corpes XXI y el Corpus de referencia del español actual – CREA. También nos servimos de herramientas digitales para recuperar trabajos de antiguos académicos que no han sido reeditados y de los que no se tiene más soporte que la publicación o el manuscrito originales; justamente esto último fue lo que hicimos para el volumen antológico al que me referí. Habría que destacar también la creación reciente de una nueva comisión de trabajo en la academia que pretende reflexionar sobre el impacto de las nuevas tecnologías, y en particular de las inteligencias artificiales, en el uso de la lengua.

Su logro más reciente fue obtener la beca del Programa ASALE para cursar el Máster de Lexicografía y Corrección de la Escuela de Lexicografía Hispánica, a cargo de la Real Academia de la Lengua Española, la Asociación de Academias de la Lengua Española – ASALE y la Universidad de León. Su labor actual es cursar esos estudios. ¿De qué trata ese programa?

CMV: El Máster de Lexicografía Hispánica y Corrección Lingüística es un programa de posgrado con el que se pretende que sus estudiantes (mayormente becarios de los países que cuentan con academias de la lengua española asociadas a la ASALE) adquieran, por un lado, conocimientos avanzados de carácter teórico y práctico sobre la elaboración, edición y publicación de diccionarios, especialmente los de lengua española; y por otro, una formación sólida respecto de la norma de uso correcto del español en el ámbito panhispánico. El programa de estudios se divide en tres módulos: 1) lingüística y lengua española, que es una suerte de nivelación frente a las áreas básicas de la ciencia Lingüística (virtual); 2) lexicografía hispánica, que comprende todas las áreas que dan forma a la Lexicografía como ciencia aplicada; y 3) corrección lingüística, que tiene que ver con el estudio de la norma culta del español y su aplicación en casos concretos, con la orientación del área de Español al Día de la RAE. Al finalizar satisfactoriamente estos tres módulos, y cuando regresemos a nuestros países de origen, todos los becarios deberemos realizar en el segundo semestre de 2024 un trabajo de fin de máster, es decir, una pequeña investigación que verse sobre alguna de las áreas del programa, con la tutoría de alguno de los profesores del programa. Al tiempo con esto, y hasta diciembre de 2025, desarrollaremos prácticas remuneradas en las academias de nuestros respectivos países.

Fotografía: Carlos Manuel Varón. Vista exterior Centro de Estudios de la Real Academia Española – RAE y la Asociación de Academias de la Lengua Española – ASALE. Calle Serrano n.° 187-189, Madrid.

¿Nos puede contar sobre la investigación que hará en esa maestría y cómo se relaciona con sus estudios anteriores?

CMV: Dado que apenas comenzamos el núcleo básico del programa, ninguno de los becarios hemos tomado aún una decisión final sobre el trabajo de fin de máster que desarrollaremos. Sin embargo, comenzamos a identificar posibles alternativas relacionadas con nuestros intereses particulares. En mi caso, y dada mi formación previa en el campo de las Humanidades Digitales, quisiera aportar a la Academia Colombiana de la Lengua con lo que, creo, podría ser un ejercicio interesante: pensar en una propuesta de recuperación digital del Breve diccionario de colombianismos (2012) basada en el uso de lenguaje de etiquetado semántico XML. Aun si no se concretara como trabajo final para el máster, quisiera pensar en la posibilidad de que tal proyecto se adelantara para dar más visibilidad a esa obra lexicográfica, que a mi juicio ha sido injustamente soslayada en nuestro propio país.

Cuéntenos cómo su experiencia en la Maestría en Humanidades Digitales en la Universidad de los Andes aporta a su camino profesional

CMV: Haber cursado la Maestría en Humanidades Digitales me sirvió para comprender que es posible desarrollar proyectos de investigación o creación en los que, sin renunciar a los métodos y postulados teóricos que sirven de base a mi labor como lingüista, se busque establecer sinergias con otros campos del saber, todo ello bajo el manto articulador del mundo y la cultura digitales. Esos vínculos, a su turno, han resultado en mi caso en nuevas posibilidades de trabajo, investigación y colaboración en ámbitos diversos: desde el trabajo que hago para la Academia Colombiana de la Lengua hasta iniciativas de investigación y creación como una a la que estoy vinculado actualmente en la Universidad Nacional de Colombia, relacionada con el desarrollo de recursos educativos digitales para que los estudiantes sordos de esa institución fortalezcan sus competencias lectoescriturales en español.