Laboratorio de Medios y Decálogo de Narrativas Antirracistas un espacio creado por Tatiana Bonilla, egresada de la Maestría en Periodismo del CEPER.

Laboratorio de Medios y Decálogo de Narrativas Antirracistas un espacio creado por Tatiana Bonilla, egresada de la Maestría en Periodismo del CEPER.

El primer encuentro del Laboratorio de Medios y Narrativas Antiracistas fue creado por iniciativa de Tatiana Bonilla egresada de la Maestría en Periodismo de Centro de Estudios en Periodismo CEPER de la Universidad de los Andes y la plataforma transmedia Tan bonito ser.

 

Se llevó acabo el 24 de julio de 2024 y convocó a 30 asistentes entre representantes de medios de comunicación, periodistas afros, representantes de la comunidad afro en Bogotá y la costa caribe.

 

De esta iniciativa surgirá un decálogo de narrativas antirracistas para medios de comunicación y formadores de opinión.

El decálogo de buenas prácticas para la creación de narrativas antirracistas en los medios de comunicación se erige como una brújula en el vasto océano de términos y conceptos antirracistas, donde a menudo parece necesario un GPS para no desorientarse. Este compendio, nacido de las reflexiones del Primer Laboratorio de Medios y Narrativas Antirracistas, se presenta como una guía esencial para evitar los errores recurrentes y, simultáneamente, para producir contenidos más conscientes, éticos y, sobre todo, profundamente humanos. Porque, en efecto, es posible contar historias que hagan justicia.

 

Presentado por Tan Bonito Ser (TABOSE) y el Centro de Estudios en Periodismo de la Universidad de los Andes (CEPER), este decálogo emerge del esfuerzo colectivo de treinta participantes comprometidos/as en el primer laboratorio de medios y narrativas antirracistas. No es simplemente una lista de recomendaciones, sino el fruto de un proceso deliberado y colaborativo destinado a transformar los consejos de redacción en herramientas de cambio real.

 

¿Quiénes participaron su construcción?

Tatiana Bonilla (Egresada de la Maestría en Periodismo), Ricardo Corredor (Director del Centro de Estudios en Periodismo), 30 participantes entre los que se cuentan profesores de la Universidad de los Andes y de la Universidad Javeriana, Periodistas afrodescendientes, activistas, gestores culturales, defensores y defensoras de derechos humanos, asesores/as de la Vicepresidencia de Colombia.

Decálogo de Buenas Prácticas para la Creación de Narrativas Antirracistas en los Medios de Comunicación

En el contexto latinoamericano, donde las tensiones raciales son palpables y frecuentes, este documento adquiere una relevancia vital. No se trata únicamente de palabras aisladas, sino de un sistema de clasificación que, aunque obsoleto, aún persiste en su influencia sobre vidas y oportunidades, basándose en construcciones sociales que van más allá del mero color de la piel.

 

Las treinta personas participantes del laboratorio no se conformaron con la observación pasiva. Decidieron actuar, no solo discutiendo, sino creando este decálogo destinado a los consejos de redacción. Estas pautas, fundamentadas en la ética, los derechos humanos y el antirracismo, buscan avanzar hacia un periodismo que desafíe el status quo, dejando atrás la explotación del trauma y combatiendo la infantilización del conocimiento. Aunque suene complejo, es una invitación a salir de nuestras burbujas, a ver el mundo con mayor humanidad y creatividad. No es mucho pedir, ¿verdad?

 

Este decálogo se forjó a partir de la reflexión sobre tres hipótesis fundamentales, cada una analizada por un grupo distinto. La diversidad de enfoques reveló verdades incómodas que algunos prefieren ignorar. A continuación, se presentan las hipótesis que dieron origen a este compendio:


  1. La falta de diversidad en el personal de los medios de comunicación contribuye a la uniformidad de historias y contenidos.
  2. En los medios de comunicación hegemónicos y alternativos prevalece la percepción de que carecen de prejuicios significativos o que estos son mínimos.
  3. Los medios de comunicación no tienen un compromiso ético con la promoción de contenidos antirracistas. Si no hay demanda en el mercado, ciertas historias no se cuentan.

Cada grupo debatió estas hipótesis en su propio espacio, y posteriormente, un relator seleccionado al azar compartió las conclusiones con el resto de los participantes. Muchas de estas conclusiones fueron nuevamente cuestionadas por el grupo completo, enriqueciendo así el intercambio de ideas. De esta dinámica y constante discusión surgió el siguiente decálogo:

La verdadera diversidad trasciende la mera inclusión de personas de diferentes orígenes. Implica permitir que cuenten historias desde sus perspectivas únicas, fuera de lo que consideramos la norma. No se trata solo de llenar espacios, sino de otorgar espacio y voz a miradas alternas, aunque ello signifique enfrentar desafíos.

El racismo es un fenómeno resiliente que se adapta a los tiempos. Es imprescindible mantener una dosis saludable de escepticismo respecto a las certezas sobre temas raciales, incluyendo aquellas provenientes de los bienpensantes. La confianza ciega en la «neutralidad» puede perpetuar comportamientos y discursos racistas.

Pensar que uno está libre de prejuicios es, irónicamente, el primer gran prejuicio. Esta falsa neutralidad impide ver las cosas tal como son y perpetúa actitudes discriminatorias. Reconocer nuestros propios prejuicios es el primer paso hacia su erradicación.

La diversidad abarca no solo a las personas, sino también a las tecnologías disponibles y al acceso a ellas. Asegurar que todas las personas, con sus particularidades, tengan acceso igualitario a las herramientas tecnológicas es fundamental para una verdadera inclusión.

Es crucial cuestionar las etiquetas que asignamos a los medios de comunicación. Ninguna categoría es permanente ni absoluta, y los medios alternativos pueden, sin intención, reproducir narrativas racistas. La reflexión constante es necesaria para evitar la reproducción de prejuicios.

Evite asumir que una historia no es relevante solo porque no acumula me gusta o no es visible en los estantes más destacados. Las audiencias son complejas y los números no siempre reflejan el verdadero impacto o la importancia de una narrativa.

Comprometerse con narrativas antirracistas implica ir más allá de las tendencias pasajeras. La importancia estructural no siempre está en sintonía con lo que está de moda, pero es esencial para un cambio duradero.

La decisión sobre qué historias se cuentan no debe recaer únicamente en los líderes de redacción. Crear consejos de redacción más inclusivos, donde participe la comunidad, es clave para equilibrar el poder de decisión y evitar su concentración.

La democratización de los consejos de redacción implica ampliar la participación no solo de los creadores de contenido, sino también de las audiencias. Involucrar a quienes consumen las historias en su creación garantiza una representación más fiel y diversa.

Es natural sentirse incómodo y expresar desacuerdos ante cuestiones raciales. Estas discusiones, aunque difíciles, son necesarias para confrontar y desmantelar la estructura racista en la que vivimos. No es solo responsabilidad de quienes son directamente afectados; Es un problema que nos concierne a todos y debemos enfrentarlo juntos.

Este decálogo no es simplemente una lista de buenas intenciones; es un mapa para navegar por el terreno complejo de las narrativas antirracistas. Si aspiramos a contar historias que realmente importan, es momento de salir de nuestras burbujas, cuestionar lo que damos por sentado y, sobre todo, escuchar más allá de lo cómodo. Al final, la única narrativa que no podemos permitirnos es la del estancamiento.