“Hay que descubrir los matices que el realismo mágico devoró”. Nuestra profesora María Clara Bernal participa en exposición de surrealismo global en 2021
El manifiesto surrealista de André Breton se publicó por primera vez en 1924 y fijó a París como el centro del movimiento. A pocos años del primer centenario de la publicación del manifiesto, el Metropolitan Museum of Art en Nueva York (Met), el complejo de museos Tate en Londres y el Art Institute de Chicago se proponen, juntos, ampliar esta visión limitada, y argumentar que el surrealismo existió de manera alternativa en diferentes lugares del mundo en la primera mitad del siglo XX.
Nuestra profesora asociada del Departamento de Historia del Arte, María Clara Bernal, fue invitada a dictar algunos de los talleres que prepararán a los curadores y académicos, de las tres instituciones, que están encargados de organizar la exposición en 2021. María Clara dictó su primer taller el pasado 13 de mayo en el Met, en Nueva York.
La exposición y el programa de talleres que la antecede se concentran en reevaluar el surrealismo para investigarlo, como lo entiende María Clara, como una «situación mundial que se ve reflejada de diferentes maneras en la obra de los artistas”. Esto implica dos cosas: primero, que este movimiento artístico no le pertenece solamente a París y a Breton. Lo segundo, en el plano de lo práctico, es que el Met, el Tate y el Art Institute de Chicago deben convocar a investigadores y profesores de contextos diversos, que preparen a sus curadores, para cumplir con la ambición de hablar de un “surrealismo global” en su exposición. Nuestra profesora, por su parte, tiene la misión de contar el surrealismo en Colombia.
“Ha sido un reto grande porque aquí todo es realismo mágico”, explica María Clara. Su investigación, publicada en el libro Más allá de lo real maravilloso: El surrealismo y el Caribe, expone que la llegada del movimiento surrealista a Latinoamérica fue accidentada.
Según nuestra profesora, el manifiesto surrealista de André Bretón se publicó en Bogotá, traducido al español en 1924, tan solo seis meses después de su aparición en Francia. La discordia se da porque el contexto en el que Latinoamérica recibe este movimiento es uno en el que la construcción de una identidad auténticamente local, que se separara de las imposiciones culturales, colonialistas, europeas, era una preocupación central. Alejo Carpentier y José Vasconcelos, por nombrar a los más reconocidos, eran defensores de esa separación de lo europeo. Esta es una de las razones por las que María Clara afirma que el surrealismo encontró resistencia en nuestro país. “No es que no lo conocieran, es que no lo querían adoptar porque tenían otra retórica. No aplicaba al momento”, explica.
Esa búsqueda de una identidad latinoamericana, para María Clara, se manifiesta en el desarrollo de una estética que pretendía “asentarse en un pasado local y homogéneo” que se relaciona con el término, en los años 20 y 30, de lo real maravilloso y más adelante con el realismo mágico. Sin embargo, esta resistencia no implica que en Latinoamérica se haya ignorado el surrealismo completamente. Particularmente, nuestra profesora explica que las migraciones europeas a Latinoamérica causadas por la segunda guerra mundial permitieron la entrada a artistas que se declaraban parte del movimiento. “Es por eso que es en la costa [atlántica] donde encontramos más muestras de ese surrealismo”, puntualiza María Clara.
El mayor obstáculo para la propagación de una versión latinoamericana del surrealismo, estuvo, no obstante, en la popularidad del realismo mágico. “Aquí [en Colombia] hay arte surrealista, arte fantástico y realismo mágico, pero el realismo mágico borró, como teoría, todo el resto de lo que sucedió”, cuenta María Clara.
Entonces, el objetivo que persigue María Clara Bernal durante los talleres de preparación para la exposición en 2021 es el de rescatar las expresiones de surrealismo en el arte colombiano. Para ella, “hay que descubrir los matices que el realismo mágico devoró”.
Sus talleres analizan la película La langosta azul, “que es nuestra obra abanderada que puede caber en esa estética” y muestran la obra de Cecilia Porras y de Enrique Grau para dar cuenta de las expresiones del surrealismo en Colombia.
“A mí me parece que una de las cosas más fascinantes de estudiar el surrealismo, es que el surrealismo no es un estilo artístico, es una forma de vida y un pensamiento que abarca todos los aspectos. Los surrealistas, siendo tan jóvenes como eran, reconocieron que el hombre tiene todos esos aspectos y mucho más y no puede uno compartimentalizar entre arte, política, la sociedad, la vida interior, la vida pública, sino que todo es parte de una cosa. Es uno de las primeros movimientos que creyeron en el poder transformador del arte. Para ellos el arte iba a crear un nuevo mundo”.
Para esta serie de talleres, los museos han invitado profesores de todo el mundo. María Clara puntualiza que “no están invitando a las figuras ya establecidas en esos temas porque están buscando nuevas formas de abordarlos”. Nuestra profesora llegó al proyecto a través de la invitación de Stephanie D’Alessandro, curadora Leonard A. Lauder del Met y encargada de la iniciativa, quien se interesó en la investigación de María Clara gracias a Más allá de lo real maravilloso: El surrealismo y el Caribe.
La próxima reunión de investigadores será en el encuentro de la Sociedad Internacional de Estudios sobre el Surrealismo en la Universidad de Exeter en septiembre de este año.
Por: María Alejandra Castro
Fotografía principal de: Sonia Rojas