Ambalema por Raúl Motta: el proyecto de uno de los primeros egresados de nuestra Maestría en Patrimonio Cultural Mueble
“Siempre me ha interesado, como historiador, no solo la parte documental, sino la cultura material. Los objetos y los espacios son una forma muy particular de relacionarnos con el pasado, porque son un nexo directo a él”.
Raúl Motta es egresado de nuestra maestría en Humanidades Digitales y, ahora junto a Angie Cabrera, forma parte de la primera promoción de la Maestría en Patrimonio Cultural Mueble. Le interesa combinar los conocimientos y las habilidades de estas dos disciplinas en la creación de archivos colaborativos. Como opción de grado para Patrimonio, Raúl hizo una práctica con nuestro Laboratorio de Estudios e Artes y Patrimonio en la que pensó y desarrolló, precisamente, un archivo colaborativo que tiene la intención de reunir el patrimonio del municipio de Ambalema en Tolima para divulgarlo. Este archivo está basado en el conocimiento y el material que la Universidad y el Ministerio de Cultura produjeron durante su trabajo con comunidades de Ambalema en 2016.
El Museo/archivo digital del patrimonio de Ambalema es un espacio digital que Raúl espera que, en adelante, sea gestionado entre el Laboratorio y los habitantes de Ambalema. “El proyecto no es mío, aunque la idea y la concepción teórica fue mi trabajo, la idea es que el proyecto sea del laboratorio y sea de la gente del municipio”.
La página web es una plataforma para comunicar el trabajo que se hizo en 2016, incluyendo el desarrollo de un museo, ya que algunas temáticas ya estaban pensadas en forma de exposición. No obstante, la propuesta de Raúl depende de la colaboración de la comunidad: las personas pueden dejar sus comentarios, sus propias fotografías, apoyar con guiones museográficos. “La idea es quitarle este elemento de proyecto cerrado que generalmente tienen los proyectos de comunicación del patrimonio”. Además, se tiene previsto que un representante de Ambalema se involucre directamente con el manejo del sitio. “Queremos que la gestión y el manejo de las fotos, de la narrativa de las exposiciones esté en manos, también, de alguien de Ambalema”.
Las cinco secciones que conforman la página están pensadas con esos dos componentes: exponer alguna parte del trabajo del proyecto de 2016 y abrir espacio para la participación de los ambalemunos. Así, entonces, la parte dedicada a la exposición de los 5 temas de investigación de 2016, como el ferrocarril o la figura del mago Limber, tiene una sección para comentarios. La «Fototeca», contempla que la comunidad aporte sus propias fotos y también las comente. El foro, finalmente, está abierto a discusiones de la comunidad para decidir para qué les es útil el espacio de la página. “Me interesa que la gente que la usa tenga una voz. Si, por ejemplo, en dos años ellos se dan cuenta de que la exposición y el museo no es lo que les interesa, sino que se va a volver una página para otro tipo de proyecto, pues es válido, porque es de ellos”.
Para interactuar, los usuarios crean una cuenta dentro de la página, es decir, se identifica quién dice qué. Esto se pensó como una contraparte a la forma de proceder tradicional de las instituciones que trabajan con patrimonio: normalmente habla la institución, como autoridad, se invisibilizan los aportes individuales y de esa manera, también se pone una barrera a que las personas creen comunidad alrededor de los proyectos, como explica Raúl. Por otro lado, “nosotros estamos en la cultura de que el comentario simplemente es una cosa que va y viene. Pero cuando lo agregas a un archivo, en los comentarios hay un montón de discusiones que enriquecen el registro mismo”. Es decir, el archivo puede ampliarse por medio de la información recolectada colectivamente a través de comentarios, un dispositivo sencillo.
Tan pronto se reanuden los viajes después de la pandemia de Covid 19, el siguiente paso para el proyecto, que, por lo pronto queda en manos del LEAP, es la socialización de la página en Ambalema y el trabajo con el encargado de manejarla allí. “Lo digital permite muchas cosas, pero no quiere decir que reemplace lo presencial”.
Para Raúl, el paso por la Maestría en Patrimonio significó poner su formación como historiador en perspectiva. “En historia nos enseñan a leer y a interpretar documentos antiguos en paleografía, pero nunca cómo cuidar esos documentos. Además, algo como entender que se puede hacer un análisis estructural de pigmentos para saber cómo se pintaba en el siglo XVII es fascinante y es una cosa que no sabemos desde la formación en ciencias sociales únicamente”.
Raúl encontró que el patrimonio, a propósito de la Historia, particularmente, cómo se aprende en las universidades, también puede ser útil como vehículo para comunicar las cosas que solo se hablan en la academia. Por ejemplo, “todo lo que uno puede hablar sobre el florero de Llorente: en primer lugar el florero no es El Florero. Y desde ese objeto puedes construir muchas cosas más que apelan al interés de muchas más personas. La vida material puede ayudar a entender muchas cosas sobre el país”.
Seguir ampliando el concepto de patrimonio hace parte de los planes de nuestro egresado a partir de herramientas de las Humanidades Digitales y los estudios culturales, su campo laboral.
Una cosa es lo que dice la ley, que es importante y, de hecho estamos muy bien en cuanto a legislación para la conservación del patrimonio, pero hay patrimonios que están fuera de eso. Me gusta mucho lo que hacen Los puros criollos de, por ejemplo, contar la historia del país a través del Jabón Rey o del bocadillo veleño. Son cultura material y te ayuda a entender cómo se desarrollan cosas de la vida nacional de las personas y si el patrimonio no se relaciona directamente con las personas es inútil.